Querido nieto Bruno:
Me alegraré, que al recibir esta carta, te
encuentras a gusto donde estás, aunque he visto que estás un poco revuelto,
como la tormenta con tu propio nombre.
A mi siempre me dicen que salga, que ande, que
vaya de aquí para allá, en definitiva que me mueva, tu moverte ya he visto que
te mueves, pero salir, no hagas caso, sal cuando consideres que es el momento,
ni te quedes corto ni te pases, todos sabemos que cuando se está cómodo, cuesta
un pelín arrancarse, pero puedo asegurarte, que cuando salgas habrá mucha
gente, que te acogerá en sus brazos, con el mayor cariño, que nadie pueda
recibir sobre la tierra.
En principio, vienes a una zona del mundo
privilegiada, a pesar de tanto agorero pesimista y de tanta gente que se junta,
no para tomar un café o un vino, si no para crear problemas de forma
gratuita, sin que nadie se lo pida.
No te preocupes si no te entienden, tu vienes de un lugar, mas
allá de donde cualquiera de nosotros sabremos nunca, pero te acostumbrarás, tus
primeras palabras serán, un regalo para los oídos, tus primeros pasos les darás
agarrado a unas manos, que te acompañarán para que tus pasos no se pierdan
nunca, todos te esperamos.
Un beso mi querido Bruno.
Uno de tus abuelos.
Isabel y Pocholo.
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